Alertan de casos de fiebre hemorrágica aguda en Barinas. Epidemiólogos creen que letalidad tan alta no es por causa de "dengue hemorrágico". Los roedores son los transmisores de la enfermedad
CAROLINA CONTRERAS A. | EL UNIVERSAL
Lo que fue diagnosticado como "dengue hemorrágico" en Barinas, donde 60 personas han fallecido, causa alarma y preocupación en epidemiólogos, quienes consideran que la enfermedad que ha producido estas muertes estaría relacionada a un brote de fiebre hemorrágica venezolana (FHV) y no a la producida por el mosquito aedes aegypti.
"Una letalidad tan alta en tan corto plazo, nos obliga a pensar inmediatamente en otros diagnósticos más probables. Este comportamiento epidemiológico puede observarse en brotes de otras enfermedades febriles hemorrágicas como la fiebre hemorrágica venezolana y la fiebre amarilla. No tenemos suficientes detalles, pero es mucho más posible que se trate de alguna de estas hipótesis diagnósticas, en cuyo caso las autoridades sanitarias deben tomar inmediatamente las medidas de vigilancia, monitoreo, prevención y control", señala la Red Defendamos la Epidemiología.
La fiebre hemorrágica es una enfermedad viral, producida por el virus Guanarito, El vector que la transmite a los humanos es el ratón de caña y la transmisión se genera a través de contacto, vía tracto respiratorio, con las excretas de este ratón que, normalmente, es inofensivo y se mantiene alejado de los humanos.
Explican que la invasión a su hábitat por parte de los agricultores es lo que favorece la adquisición de la enfermedad y las zonas más afectadas están al sur del estado Portuguesa, en los municipios Guanarito, Papelón y San Genaro. En Barinas, al este del municipio Sosa y al oeste de Guárico.
En 2015 se registraron en el país 16 casos de FHV y en 2005 se registraron los últimos casos de fiebre amarilla en el país. Agregan que de confirmarse que sea fiebre hemorrágica, sería el quinto brote de la enfermedad en el país luego de su identificación por primera vez en 1989.
Asimismo, la Red llama a las autoridades de salud a no guardar silencio y a terminar con la censura epidemiológica que ocurre desde noviembre de 2014.
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