S. GUTIÉRREZ / ABC.es
Muchas parejas tienen miedo a reanudar sus relaciones sexuales tras un evento cardiaco.
El sexo no debe dejarse de lado después de haber sufrido un infarto o un ictus, pero los profesionales sanitarios debe hablar de ello con sus pacientes para que reanuden su vida sexual. Esto es lo que asegura un informe que se publica conjuntamente en Circulation y en el European Heart Journal.
«Los personas que han sufrido un evento cardiaco, y sus parejas, están ansiosos por reanudar sus relaciones sexuales, pero al mismo tiempo están temerosos sobre los riesgos que ello puede tener sobre su salud. Desgraciadamente, este es un tema que se obvia por vergüenza o incomodidad», afirma Elaine Steinke, de la Universidad de Wichita (EEUU).
Esta declaración conjunta de las sociedades cardiológicas europeas y americanas es la primera que ofrece información sobre la reanudación de la actividad sexual y cómo se debe suministrar a los pacientes, y a sus parejas, que han sufrido un ataque al corazón, un transplante cardiaco, un ictus, en los que se ha implantado un dispositivo cardíaco o tienen otras enfermedades del corazón.
Hasta ahora, las recomendaciones previas se habían centrado en el «cuándo» reanudar las relaciones sexuales, sobre los riesgos relacionados con el sexo y el manejo adecuado de los medicamentos.
Las nuevas recomendaciones aconsejan:
Evaluar sistemáticamente a todos los pacientes después de un evento cardiaco para determinar si está lo suficientemente sano para reanudar la actividad sexual.
Asesorar de forma individualizada, teniendo en cuenta sobre las necesidades específicas de cada persona y su situación médica.
Discutir sobre las posturas más recomendadas, cómo tener intimidad sin tener relaciones sexuales y cuándo reanudar la actividad sexual.
Aconsejar a todos los pacientes, independientemente de su sexo, edad y orientación sexual.
«Hay muchas barreras o conceptos erróneos que nos impiden hablar de sexo. Algunos profesionales de la salud pueden creer que el paciente no precisa esta información, pero hemos encontrado que es más fácil para el profesional de la salud iniciar la discusión que para el paciente», asegura Tiny Jaarsma de la Universidad de Linköping (Suecia).
Para Jaarsma, «la falta de tiempo o la vergüenza no deben ser una excusa para evitar hablar de sexo con nuestros pacientes, ya que es algo esencial para la salud mental y física del paciente cardiaco».